Virtudes Templarias

 

LAS SIETE VIRTUDES DEL CABALLERO

(Por Ramón Llull)

  •  Si por la nobleza del ánimo ha sido elegido el caballero sobre los hombres que le están subordinados, convienen con la condición de caballero la nobleza de costumbres y buena educación. Porque la nobleza del coraje no puede ser elevada al alto honor de caballería, sin elección de virtudes y buenas costumbres. Siendo la cosa así, por necesidad procede que el caballero tenga buenas costumbres y buena formación.
     
  •  Ningún caballero puede ignorar las siete virtudes que son la raíz y el fundamento de todas las buenas costumbres y vías y caminos de la celestial gloria perdurable; de estas virtudes, siete son teológicas y cuatro cardinales.
     Las virtudes teológicas son fe, esperanza y caridad.
     Las virtudes cardinales son prudencia, justicia, fortaleza y templanza.

 

  1.  El caballero sin fe no puede estar bien acostumbrado, porque sólo por la fe el hombre ve espiritualmente a Dios y a sus obras, creyendo en las invisibles; y por fe el hombre tiene esperanza, caridad y lealtad, y es servidor de la verdad.
     Por falta de fe el hombre se olvida de Dios y de sus obras y cosas invisibles, que el hombre sin la fe no puede entender ni saber.
     Por la fe que se halla en los caballeros bien acostumbrados, van los caballeros en peregrinación a la tierra santa de ultramar, y se levantan en armas contra los enemigos de la Cruz, y son mártires cuando mueren para exaltación de la santa Fe católica.
     La fe defiende a los clérigos de los hombres malvados que, por falta de fe, los menosprecian y los roban y los desheredan cuanto pueden.
     
  2.  La esperanza es una virtud que conviene muy fuertemente al oficio del caballero.
     Porque por esperanza recuerdan a Dios en la batalla, en sus cuitas y en sus tribulaciones; y por la esperanza que ponen en Dios reciben de Dios ayuda y socorro.
     Quien vence la batalla es por razón de la esperanza y de la confianza en el poder de Dios, inmensamente mayor que sus propias fuerzas.
     Con la esperanza se vigoriza y endurece el coraje del caballero. La esperanza hace sufrir con calma los trabajos que sobrevienen; la esperanza aventura a los caballeros en los peligros que afrontan; la esperanza les permite poder sufrir hambre y sed en los castillos y en las ciudades que defienden de las saetas.
     Y si no fuese esperanza, caballero no habría que pudiese usar del oficio de caballería.
     
  3.  El caballero no se libra de la crueldad y de la mala voluntad, sin caridad. Mas como ser cruel y tener mala voluntad no se conciba con el oficio de caballería, por lo mismo es preciso que el caballero tenga la virtud de la caridad.
     Porque si el caballero no tiene caridad, ¿cómo amará a Dios y a su prójimo?, ¿cómo puede ser piadoso con los pobres y humildes?, ¿cómo pude ser generoso con los vencidos que claman merced? Si, sin la caridad no se puede ser caballero, ¿cómo podrá pertenecer al orden de caballería quien no la posee?
     La caridad es una virtud que ajusta las virtudes y separa los vicios; caridad es amor, que puede tener todo hombre, y debe tener todo caballero a fin de mantener su propio oficio; y además la caridad hace ligero el yugo de caballería.
     Un caballo sin pies no podría soportar la carga del caballero, y ningún caballero sin caridad puede sostener la gran carga que el caballero ha de sostener con nobleza de ánimo para honra de caballería.
     
  4.  Un hombre sin cuerpo no sería hombre, sino algo invisible; y no sería lo que realmente es; por la misma razón un caballero sin justicia, en su oficio de caballero, la justicia no sería lo que debe ser en él, ni el orden de caballería sería lo que debe ser.
     Siendo la justicia fundamento de caballería, ¿cómo un caballero puede tener la costumbre proterva de cometer entuertos e injurias, permaneciendo en orden de caballería? Desligar al caballero del orden, consiste en romperle por detrás la correa de la espada, quitándosela, en significación de que ya no podrá usar del oficio de caballero.
     Si la caballería y la justicia se ajustan fuertemente por principio, el caballero que se hace injurioso y enemigo de la justicia, deshace en sí mismo y menosprecia el orden de caballería.
     
  5.  Prudencia es una virtud por la cual el hombre distingue entre el bien y el mal, proporcionándole la sabiduría del bien, y enseñándole a ser enemigo del mal. También prudencia es una ciencia por la cual el hombre adquiere conocimientos de las cosas que han de venir por el conocimiento de las presentes. Ahora bien: Como quiera que los caballeros pertenecen al orden de perseguir y destruir a los malvados; ni existen hombres que más peligros han de correr que los caballeros, ¿qué cosa es más necesaria al caballero que la prudencia?
     La usanza del caballero de custodiar y combatir no conviene tan fuertemente con el oficio de caballería, como usanza de razón y de entendimiento y ordenada voluntad; porque más batallas se han ganado por maestría y entendimiento que por muchedumbre de gentes y multitud de armas y de caballeros.
     Como esto está fuera de duda, si quieres acostumbrar a tu hijo al oficio de caballero, para que mantenga el honor de caballería, acostúmbralo cuanto puedas en el uso de la razón y del entendimiento, a fin de que sea discreto amador del bien y enemigo del mal; porque quien tiene tal costumbre, ajusta prudencia y ejercicio de caballería como conviene sea para que el caballero haya honra.
     
  6.  La fortaleza no es una virtud que reside en la nobleza del ánimo, contra los siete pecados mortales, que son carreras por las cuales el hombre va a infernales tormentos sin fin; conviene a saber que, por ser glotón, lujurioso, avariento, perezoso, soberbio, envidioso e iracundo, se abandona la fortaleza.
     Indudablemente por carreras no va el caballero a la posada dende la nobleza del corazón tiene su habitación y su lar.
    La lujuria y fortaleza se combaten la una a la otra. Las armas con que la lujuria combate son juventud, bellas facciones, mucho comer y mucho beber, vestidos suntuosos, ocasiones, falsedad, traición, injuria, menosprecio de Dios y del paraíso, poco temor de las penas infernales, y otras semejantes armas.
     La fortaleza combate a la lujuria con el recuerdo de Dios y de sus mandamientos; con el conocimiento de Dios y de los bienes y males que nos puede enviar; con amar a Dios, por lo mismo que es digno de ser amado, temido, honrado y obedecido.
     La fortaleza combate a la lujuria con la nobleza del coraje, que no quiere someterse a malvados e inmundos pensamientos, porque no quiere descender de su alto honor, para ser vituperada de las gentes.
     Y como precisamente el caballero es llamado caballero para combatir los vicios con la fuerza de su coraje, caballero sin fortaleza no tiene corazón de caballero, ni posee las armas por las cuales un caballero debe combatir.
     La avaricia es un vicio que rebaja la nobleza del ánimo, sometiéndola a las cosas más viles. De aquí que, por debilidad de la nobleza del valor caballeresco, no queda defendida la nobleza del corazón del caballero; y así hay caballeros codiciosos y avaros que, por codicia, cometen injurias y desaguisados, y se hacen a sí mismos vasallos y cautivos de los bienes que Dios les ha sometido.
     La fortaleza no acostumbra ayudar a sus enemigos; y si el hombre no le pide ayuda, tampoco ella ayuda al hombre; porque es tan noble y alta cosa la fortaleza del coraje en sí misma, y conviene tanto que se le haga honor, que se la debe tener presente en las cuitas y trabajos, y pedirle ayuda en ellos. Pero cuando el caballero es tentado por avaricia a inclinar su noble ánimo a alguna maldad, deslealtad o traición, entonces debe recurrir a la fortaleza; en la cual ciertamente no hallará flaqueza, ni cobardía, ni debilidad de socorro y ayuda.
     Y como por la fortaleza se hace fuerte el noble corazón, para vencer todos los vicios, el caballero es avaro y diabólico cuando carece de nobleza de ánimo y de fortaleza de coraje, sometiéndose a obras viles y a viles pensamientos por avaricia. Si avaricia se armonizase con caballería, ¿por qué un usurero no es caballero?
     La ira es perturbación del ánimo en el recordar, entender y querer. Por la turbación el recuerdo se convierte en olvido, el conocimiento en ignorancia y la voluntad en iracundia. Mas el recordar, entender y querer han de iluminar al caballero, para que pueda seguir airosamente las carreras de caballería que la ira y la turbación del espíritu quieren alejar de sus ánimos por esto es preciso que el caballero recurra a la fuerza de coraje, y a la caridad, abstinencia y paciencia, que son frenos de la ira, y refrigerio en los trabajos que la ira proporciona.
     Cuanto mayor sea la fortaleza del ánimo, será menor la ira; y mayores la caridad, la abstinencia y la paciencia. Y cuanto mayor es la ira, más fuerte se requiere la fortaleza que proporcionan la caridad, la abstinencia y la paciencia. Por minoridad de ira y mayoridad de las virtudes sobredichas, la mala voluntad, la impaciencia y demás más vicios son menores. Y donde menores son los vicios y mayores las virtudes, mayores también son la justicia y la sabiduría; y por mayoridad de justicia y de sabiduría es mayor el orden de caballería.
     
  7.  La templanza es una virtud que está en medio de dos vicios; el uno es pecado por superabundancia, y el otro por excesiva pequeñez de cantidad. Por esto conviene que entre mucho y poco haya templanza en tan conveniente cantidad, como exige la virtud. Si no la hubiese no habría medio entre poco y demasiado; y esto no es cierto.
     El caballero bien acostumbrado debe ser templado en el ardimiento, tanto como en el comer, en beber y en hablar; cuyos excesos convienen con mentir; en vestir, sin hacer amistad con la vanagloria; y en gastar lo justo, etcétera. Sin templanza no es posible mantener el orden de caballería, ni su honor, el cual se halla en el medio parque es una virtud; y las virtudes no se hallan los extremos.
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    Sábado, 28 Noviembre 2020 08:36
    Publicado por: Francisco Miguel

    Quien eres Templario?

    Dime ¿Quien eres Templario?. Yo soy la vida y soy la muerte, soy luz y también sombra, soy amor y soy odio, la cara y la cruz, soy tu amigo y tu enemigo, la rosa y también la espina, soy la tierra y soy el mar, lo dulce y lo amargo, soy la copa y soy el cáliz, el vino y el vinagre, soy ave y también soy pez.
    Y entre todas las cosas que soy , solo sé que soy un pobre hombre que camina desnudo por el mundo, con la piel hecha jirones por los latigazos de tantas injusticias cometidas por quienes se proclaman reyes, presidentes de naciones, líderes políticos, patriarcas, mesías, profetas y por todos aquellos que con sus decisiones y actitudes , profanan lo más sagrado de este mundo, que es la Vida y la Libertad.
    Observo el mundo y veo con tristeza y desolación, como los seres humanos están muy ocupados amontonando carga sobre carga, muy ocupados envenenando su sangre con placeres rebosantes de dolor, muy ocupados trazando caminos que no conducen a ninguna parte, demasiados ocupados recogiendo semillas en el patio de los almacenes de la vida, sin tan siquiera mirar por el ojo de la cerradura


    Nacidos para elevarse hacia las alturas, para vagar por el espacio infinito, para cruzar el universo con sus alas, se han enjaulado en la jaula de las convenciones y creencias que les cortan las alas, perjudican su vista y petrifican sus músculos.
    Yo soy la verdad y soy la mentira, soy la justicia y la condena, soy juez y también soy verdugo, soy culpable y soy inocente, soy la guerra y la paz, la cólera y la serenidad, soy realidad y soy espíritu, y entre todas las cosas que soy, sé que no queda nada dentro de mí, sin el Amor, la Bondad, la Ilusión, la Esperanza, la Compasión, la Justicia, la Caridad y la Misericordia. Sin Verdad No queda nada.
    Soy todo y no soy nada, soy el dolor y la angustia, el sufrimiento y la agonía, soy el olvido y el recuerdo de tantos latigazos de injusticias que desgarran mi piel a jirones, y rompen mi alma las voces de los que reclaman un poco de Vida, tan solo un poco de Libertad en un mundo cercado por la ambición, el egoísmo, la avaricia y la envidia.
    El ser humano, imagen y semejanza de Dios, casi han acabado con la imagen y la semejanza, ya no se reconocen el porte divino, cuya fisonomía la han enfangado y disfrazado con multitud de máscaras de payasos.
    La Tierra será para todos ellos nada más que un sepulcro y el Cielo algo más que una mortaja. Cuando en realidad fueron preparados para servirles de cuna y de trono.


    Soy Caballero y Templario por la Gracia de Dios y soldado de la Blanca Milicia de Cristo. No tengo miedo a la vida ni tampoco a la muerte. Mi único estandarte es la Fe en mí Dios Único y Verdadero, porque suyo es el Reino, el Poder y la Gloria. Lucho contra las injusticias y la tiranía en un mundo cada vez más cruel e inhumano.
    Caído, pero no vencido. Mano tendida para quien me pueda necesitar. Defensor de la Verdad y de la Razón. Lucho por un mundo mejor de Justicia y de Paz y mi espíritu no descansará hasta que no haya sido instaurado el Reino de Dios en la Tierra, como fue en un Principio y lo será para toda la Eternidad.
     

    +++Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros sino a Tu nombre sea dada la Gloria.+++

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