1.- La Primera Cruzada

 Los pueblos cristianos se sentían indignados al oír las narraciones de los peregrinos, los ataques de que eran víctimas, en su intento por visitar Tierra Santa. El saber que todos los Santos Lugares estaban en poder de los infieles musulmanes llenaba de ira a los cristianos que ideaban la forma de apoderarse ellos mismos de esos tesoros.

Pedro "El Ermitaño"
 Fue iniciada por Pedro "El Ermitaño", un sacerdote de la diócesis de Amiens, dedicado al retiro, la austeridad, y la práctica de las virtudes cristianas. Emprendió viaje a Palestina, y como él mismo experimentó vejaciones y atropellos por parte de los infieles, formó el plan de retomar la Ciudad Santa por medio de una Cruzada, expulsando de ésta a los bárbaros y liberando el Santo Sepulcro.

 Movido de estos pensamientos, acudió al patriarca griego Simeón, quien, admirado de semejante plan, entregó a Pedro el Ermitaño una carta de recomendación para que expusiese su idea al Santo Padre.Los pueblos cristianos se sentían indignados al oír las narraciones de los peregrinos, los ataques de que eran víctimas, en su intento por visitar Tierra Santa. El saber que todos los Santos Lugares estaban en poder de los infieles musulmanes llenaba de ira a los cristianos que ideaban la forma de apoderarse ellos mismos de esos tesoros.

 Una vez en Italia, Pedro el Ermitaño entregó la carta al Pontífice, Urbano II, y le expuso su plan, añadiendo que los musulmanes adoraban a su Dios en una mezquita levantada sobre el Templo de Salomón.

 El Papa convocó dos concilios en el mismo año (1095), uno en Placentia (Italia) y el otro en Clermont (Auvernia). En la primera, no solo acudieron obispos y prelados, sino también unos 4.000 eclesiásticos y más de 30.000 seglares, además de la Embajada Griega. Tales fueron las palabras del Pontífice en ambas asambleas que finalmente la multitud que le escuchaba prorrumpió en vítores y gritos de “¡Dios lo quiere!”, frase con la que más adelante se encabezarían los ejércitos europeos contra los musulmanes.
 Terminado el Concilio, los obispos predicaron en sus diócesis la Cruzada consiguiendo que señores y vasallos se alistasen para ir a Tierra Santa. El número que se alistó en este año y el siguiente ascendió a un millón.

 Para demostrar el deseo que se despertó en el pueblo de ir a combatir, citaré a un cronista de la época: “El padre no se atrevía a oponerse a la marcha del hijo, la esposa a detener a su marido, el señor a prohibirlo a su vasallo. El camino a Jerusalén estaba libre para todos por el temor y amor a Dios” la cifra de cruzados según algunos historiadores llegó al millón, no obstante, había mucha gente pero pocos soldados. Los principales jefes del ejército declararon que no saldrían al mismo tiempo y que todos se encontrarían en Constantinopla.Templarios En Hungría

 Por el camino el hambre hizo mella en diversos grupos, motivando que se dedicasen al pillaje y cometieron atrocidades allá por donde pasaban. En Hungría, sin embargo, se encontraron con la pronta respuesta de su gente, que acabó con ellos en sangriento combate.
 Las fuerzas de Pedro el Ermitaño pasaron por el mismo camino y quisieron vengar a sus compañeros, encontrando también la muerte.

 El ejército propiamente cruzado iba tras estos mal llamados cruzados. Entre estos señores se encontraba Godofredo de Bouillón, duque de Baja Lorena, descendiente por parte de madre de CarlomagnoGodofredo De Bouillón. Éste parece ser que quería expiar su falta al haber defendido al excomulgado emperador de Alemania Enrique IV, así como al antipapa Clemente III, y por consiguiente haber ido en contra del papa Gregorio VII. Acompañaban a Godofredo sus hermanos, Balduino y Eustaquio de Bolonia, y su primo Balduino de Bourg. El ejército de Godofredo se componía de 80.000 infantes y 10.000 jinetes.

 Los cruzados de la Provenza y Mediodía de Francia fueron dirigidos por Raimundo conde de Tolosa, distinguido por su valor en la Reconquista española.

 Los musulmanes reunieron sus ejércitos en la ciudad de Nicea, la primera ciudad asaltada por los ejércitos cristianos. El ejército cruzado sitió la ciudad y comenzó una batalla que duró doce horas, saliendo vencedor los cristianos. Tras esto, el emperador de Constantinopla negoció con los musulmanes, sometiéndose a éste voluntariamente y evitando así la disputa con los cruzados. Los ejércitos cruzados, indignados, continuaron la marcha hacia Siria y Palestina. A principios de junio del año 1099 llegaron a la Ciudad Santa y comenzaron su sitio. La guarnición que defendía Jerusalén era de 40.000 hombres y estaba prevista de víveres y municiones para resistir el sitio. Sin embargo sólo duró cinco semanas.

 El 15 de julio de 1099 fue el día señalado para el asalto general. El historiador Gemblag dijo: "Cristianos y paganos en este asalto y combate dentro de la ciudad, se cebaron de una manera tan horrible en matarse unos a otros, que la sangre de los muertos llegaba a la rodilla de los caballos".

Jerusalén El gobierno del nuevo reino reclamaba imperiosamente la formación de un gobierno que rigiese y administrase los intereses del país como del ejército.

 Finalmente llegaron todos a un acuerdo: sería rey de Jerusalén aquel que más renombre había adquirido en la conquista de aquella tierra, Godofredo de Bouillón. pero éste se rehusó tenazmente, diciendo que jamás ceñiría una corona de oro en la ciudad de vio morir al Salvador.

 Poco duró el descanso de la batalla, ya que el rey de Egipto, enterado de la pérdida de Jerusalén, reunió un ejército y se dispuso a expulsar a los cristianos. Sin embargo, Godofredo estaba preparado y lo evitó.

 El ilustre Godofredo de Bouillón sobrevivió sólo un año a la toma de Jerusalén, pues murió el 18 de julio de 1100.

 Esta Cruzada fue la que dio mayor fama a la imagen que hoy tenemos de la caballería.

 Tras el sitio de Jerusalén, muchos musulmanes comenzaron a agruparse y a atrincherarse en los caminos, para caer sobre los viajeros europeos, a quienes se consideraba enemigos jurados de Mahoma.
 A consecuencia de los repetidos insultos, robos y asesinatos, algunos caballeros de la Primera Cruzada trataron de poner freno a tales Sitio De Jerusaléndesmanes y resueltos a entregarse a una vida más perfecta, formaron el propósito de consagrarse especialmente en la defensa de los peregrinos, seguridad de los caminos y guarda del Santo Sepulcro.
 Dichos caballeros fueron nueve de los muchos que siguieron a Godofredo de Bouillón en la Primera Cruzada. Inspirados, estos nueve caballeros juraron no apartarse del Santo Sepulcro y formaron un plan de defensa que consistía en establecerse a lo largo del camino desde Jaffa ó Beirut hasta Jerusalén y acompañar de trecho en trecho a los peregrinos.

Visto 21 veces Modificado por última vez en Jueves, 18 Febrero 2021 20:38
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