2.- La Fundación De La Orden

 El principio de la Orden de los caballeros del Temple se debió a Hugo de Paganis o Hugo de Payens, hijo de una familia distinguida unida a los condes de Champaña, cuyo nombre provenía de un castillo cerca de Troyes sobre el Sena.

 El segundo caballero se llamaba Godofredo de San Omer, de la familia de los Castellans de San Omer, en Flandes, la cual subsistió hasta 1617.

 A estos dos caballeros se unieron otros siete franceses. Una crónica del Cister ha conservado el nombre de cuatro: Rossal, Geofredo Bisol, Payen de Montdidier y Archanbaudo de San Agnan. Una carta del rey Balduino nos hace conocer a los otros dos: Andrés y Gondemaro. Andrés pertenecía a la familia de Montbard y era tío materno de San Bernardo de Claraval.

Hugo De Payens El noveno fue, según todos los indicios, Hugo I, séptimo conde de Champaña, fundador de Claraval. Dicho caballero se unió a los anteriores en 1125, cuya unión motivó que San Bernardo le escribiese una carta felicitándole por su decisión.

 El nombre de Hugo de Paganis forma parte de la lista de señores, caballeros y príncipes que tomaron parte en la Segunda Cruzada.

 Hacia el año 1118, bajo Balduino Duborg, primo y sucesor de Balduino de Edesa, Hugo de Paganis y Godofredo de San Omer se consagraron al servicio de Dios, bajo la regla de los canónigos de San Agustín. Hugo de Paganis y Godofredo de San Omer asociaron otros siete caballeros a su ruda tarea. Como carecían de casa, el rey Balduino II les dio una habitación en su palacio, cerca del TemploAllí fijaron los caballeros su morada. Desde entonces se les llamó "los pobres caballeros del Templo" (pauperes conmilitones Christi templique Salomonici).

 En sus comienzos eran tan pobres que montaban dos en un solo caballo, en señal de fraternidad. El sello de los Templarios representaba en su origen un caballo montado por dos jinetes. (Caballo =cuerpo o materia, templario delantero = espíritu, el otro el alma). El sello del Templo tomó el nombre de bola, estaba fundido en  plomo y plata y era señal de mando.

Regulares De San Agustín

 Desde entonces se hizo necesario reglamentar su asociación: personas de espada y personas de religión, hombres de Iglesia, sólo el Papa tenía el poder de autorizarles para derramar la sangre humana en los combates. Sólo el Papa tenía calidad para permitir la creación de una Orden a la vez religiosa y militar, una comunidad capaz de recibir, adquirir, conservar y contratar conforme con los principios del derecho canónico y feudal. Hizo regulares de San Agustín a los canónigos cuya corporación había creado Godofredo.

 En 1128 el Concilio de Troyes aprobó la Orden del Temple y dio la regla particular con la cual se rigiese en adelante.

 Deseosos de ejercer los actos de caridad, los caballeros juraron no sólo los tres votos ordinarios, sino que juraron un cuarto: defender con las armas a los peregrinos en las emboscadas de los infieles y acompañarlos desde Siria hasta Jerusalén.

 De ahí es que la Orden del Temple vino a ser desde su origen una Orden regular y militar y empleó las armas para defender a los peregrinos y a los Santos Lugares.

 Muy pronto se distinguieron de los caballeros seglares por su modestia, compasión y solicitud. El amor fraternal, primer móvil de su conducta, no les dejaba reposo, siempre inquietos por los peligros que los peregrinos corrían en sus viajes.Entrega De San Bernardo A Hugo De Payens

 La liberalidad del rey movió a muchos nobles a favorecer la nueva milicia, concediéndoles bienes parte temporales y parte perpetuos. Los canónigos del Santo Sepulcro les cedieron con algunas condiciones un terreno contiguo al Palacio real, en donde edificaron iglesia y convento. El rey, más interesado que nadie en cultivar esta sociedad, envió a San Bernardo dos de aquellos caballeros con una carta.

 A consecuencia de esta carta, San Bernardo tomó tan a pecho este asunto y negoció de tal manera cerca del Papa, de su legado y de los obispos de Francia que logró la convocación del Concilio de Troyes. Hugo y sus compañeros fueron invitados a dicho Concilio.

Concilio De Troyes Lo que ha llegado hasta nuestros días es una regla compuesta por 72 capítulos. Los primeros capítulos hablan del oficio divino, o sea, del rezo. Luego se hace la distinción de tres clases: caballeros, capellanes y sirvientes.

 Hay reglas relacionadas con no comer carne tres días a la semana, y que en los días de abstinencia no se sirvieran más que tres platos.

 Hay prohibiciones expresas de salir, recibir cartas sin permiso, herir a algún animal –excepto al león- y castigar a los sirvientes que se alistaban a servir gratis, ni tampoco del cuidado de los enfermos, de la sencillez de los hábitos, de la lectura continua durante la comida, del ayuno cuaresmal y de todos los viernes,

 Una vez constituida y aprobada la Orden, Hugo y sus compañeros tomaron diferentes direcciones para presentarse ante los reyes de Occidente y presentar la comisión que les había encomendado el rey Balduino.

 De esta forma, allá donde se detenían, exhortaban a la gente a unirse a la Cruzada. Durante su permanencia en Occidente creció su número considerablemente. Muchos gentiles hombres de las principales familias de Francia, Italia y España se les unieron.

 Hugo, tras haber recorrido Francia, pasó a Inglaterra, de donde se llevó a gran número de señores, entre otros el hermano del conde Anjou, llamado Foulques, que fue nombrado rey de Jerusalén en 1131. Tras haberles dado el hábito de la Orden, regresó a Palestina seguido de multitud de jóvenes.

 A todas horas, tanto de día como de noche, al llamarlos estaban inmediatamente sobre las armas, dispuestos para el combate. Se habían impuesto una ley de jamás retroceder y cuando se trataba de salir al encuentro del enemigo nunca se les oyó preguntar “¿cuántos son ellos?” sino “¿en dónde están ellos?”

 Tal era su fama y gloria, que el rey Alfonso I, rey de Navarra y Aragón, viéndose sin esperanza de posteridad, declaró por testamento solemne en 1131 a los Templarios, canónigos del Santo Sepulcro, y a los Hospitalarios, sucesores a las coronas de Aragón y Navarra, y esto porque no conocía a nadie que fuera capaz de conservar y continuar sus conquistas contra los moros.Templarios Nombrados Sucesores De Aragón Y Navarra

 Gracias al crédito que obtuvieron rápidamente los Templarios, llegaron rápidamente al más alto grado de poder y con la piedad de los fieles, que les dejaban vastas posesiones, fundaron en Oriente y Occidente gran número de casas.

 Cuando los Templarios iban a la guerra se fortalecían con la participación de los santos misterios, y precedidos del Bausán o Balza, avanzaban en silencio y sin tumulto, y alguna vez rezando las oraciones prescritas por la regla. A fin de marchar más ligeros y ágiles para salir de malos pasos en marchas forzadas, y poder perseguir a los fugitivos, evitaban cargar demasiado a los caballos, y de este modo los caballeros iban lo más desembarazados posibles.

 Esto les dio grandes resultados, y así, reconociendo el inconveniente de las armaduras completas de hierro, con las que ordinariamente se cubrían de pies a cabeza, que si bien es cierto les hacían invulnerables pero no invencibles, ya que si caían del caballo les era imposible levantarse ellos solos, los Templarios se armaron más a la ligera, y esta agilidad los distinguió de la demás milicia de la época.

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